A día de hoy es prácticamente imposible “huir” del inglés. No cabe duda de que este se ha convertido en la lengua franca del mundo: los intercambios y las relaciones comerciales internacionales son posibles gracias al inglés (razón por el que este es indispensable desde un punto de vista académico), así como también lo es el acercamiento entre culturas. Hace tan solo un siglo habría sido inconcebible que una gran parte de la población mundial comparta una misma lengua, una lengua que permite a las personas de a pie comunicarse entre sí y viajar a numerosos destinos sin preocuparse de que no las entiendan. No obstante, ¿no parece en ocasiones que debido a la expansión del inglés estamos dejando de aprender otras lenguas igualmente interesantes?
Hablar diversos idiomas nos permite interactuar con personas de diversas culturas y orígenes, llegando a su corazón (como diría Nelson Mandela) y nos ofrece un mayor abanico de oportunidades laborales: en un mundo globalizado, muchas empresas buscan empleados que hablen varios idiomas, no solo inglés.
Asimismo, dominar diferentes lenguas puede ser un desafío que estimula la mente, mejora la memoria y fomenta habilidades cognitivas, nos permite sumergirnos de lleno en las costumbres y tradiciones locales y también nos facilita el acceso a literatura, cine y música en su idioma original.
Un muy buen ejemplo de ello sería el francés: y es que ¿quién no ha soñado con viajar a Francia y disfrutar de su cultura, gastronomía y tradiciones o de disfrutar de la rica y diversa literatura francesa tal y como lo haría un nativo?
Pues lamento decirte que, para ello, es necesario aprender francés, una lengua romance, hermana del español y que, si bien comparte un gran número de similitudes con nuestro idioma, puede resultar un tanto compleja a la hora de aprenderla.
El francés es uno de los idiomas más hablados en el mundo, con aproximadamente 300 millones de hablantes en varios continentes. Es un idioma oficial en 29 países y en organizaciones internacionales como la ONU y la Unión Europea, además de que dominar el francés puede abrirte puertas en el ámbito profesional, especialmente si trabajas en sectores como la diplomacia, el turismo, la moda, la gastronomía o la cooperación internacional. Muchas empresas valoran el bilingüismo y buscan empleados que hablen francés.
Tampoco podemos dejar atrás el hecho de que, como ya hemos comentado anteriormente, el francés es la lengua de grandes obras literarias, películas, música y arte. Hablar francés te permite disfrutar de estas obras en su idioma original y comprender mejor la cultura francófona y te ayudará igualmente a comunicarte con los locales, entender mejor su cultura y disfrutar de la gastronomía y tradiciones de manera más auténtica durante viajes a países francófonos (we definitely wouldn’t like anything to get lost in translation).
En resumen, hablar francés no solo te brinda ventajas prácticas en el ámbito laboral y educativo, sino que también te conecta con una rica cultura y te permite disfrutar de experiencias más profundas en tus viajes y relaciones personales. ¡Es un idioma que vale la pena aprender!
En primer lugar, debemos tener clara cuál es nuestra motivación para aprender francés: piensa en por qué quieres aprender francés. Puede ser por razones personales, profesionales o incluso por amor a la cultura francesa. Tener un objetivo claro te ayudará a mantenerte motivado a largo plazo.
De igual modo, es fundamental que conozcamos los recursos que están a nuestro alcance. Hay una gran variedad de ellos disponibles, desde aplicaciones como Duolingo y Babbel, hasta cursos en línea y clases presenciales. También puedes encontrar libros de texto y materiales de audio que te ayudarán a mejorar tus habilidades, sin olvidar lo útiles que pueden resultar los blogs o las sitios web con ejercicios interactivos.
Tampoco podemos olvidar la importancia de ser constantes y tratar de encontrar una manera de practicar. Intenta hablar con hablantes nativos, ya sea en persona o a través de intercambios de idiomas en línea. También puedes ver películas, escuchar música o leer libros en francés para sumergirte en el idioma, lo que te permitirá comunicarte con mayor naturalidad.
Todo lo ya mencionado anteriormente resulta especialmente dinámico, pero, a pesar de ello, no podemos huir de la gramática y el vocabulario: es necesario dedicar tiempo a estudiar las reglas gramaticales y a ampliar tu vocabulario. Las tarjetas de memoria (flashcards) pueden ser útiles para memorizar palabras y frases, así como lo es intentar recordar las palabras incluidas en oraciones (así nos será infinitamente más fácil recordar su significado y el contexto en el que se utiliza). Es aconsejable establecer un horario de estudio regular y mantener la constancia. Una manera efectiva de no perder el hábito puede ser aprender sobre la cultura francesa, lo cual puede dotar de sentido al proceso y, por ende, hacerlo más interesante. Investiga sobre la historia, la gastronomía, la música y las tradiciones de los países francófonos.
Recuerda que cada persona aprende a su propio ritmo, así que disfruta del proceso y celebra tus logros a medida que avanzas. ¡Mucho ánimo! O bon courage !
Sin embargo, recuerda que sumergirse solo en el aprendizaje de un idioma puede resultar todo un reto: la sensación de sentirse perdido y no saber por dónde empezar, hacerle frente a la compleja gramática francesa y tratar de descifrar la fonética de la langue de Molière (manera en la que se conoce popularmente al francés). Por este motivo, ahora en Winchester Language School ahora también impartimos clases de francés. Ya sea por exigencias laborales o motu proprio, ¡no dudes en venir a probar nuestras clases de francés y abrir así la puerta al fascinante mundo del francés!
Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Leer más
¡Hola! ¿En que podemos ayudarte?