El árbol de Navidad tiene un origen rico y polifacético, que combina tradiciones paganas, cristianas y culturales de distintas épocas y lugares.
El origen del árbol de Navidad se remonta a la antigua Europa, cuando muchas culturas contemplaban los árboles como símbolos de vida, fertilidad y renovación. Por ejemplo, los druidas celtas veneraban los robles y otros árboles como sagrados, mientras que los germanos y escandinavos asociaban los árboles perennes (como el abeto) con la eternidad y la inmortalidad, dado que mantenían sus hojas verdes incluso en invierno.
Durante el solsticio de invierno, que marca el día más corto del año, se celebraban festivales para invocar el regreso del sol y de la fertilidad. Los árboles perennes, como el abeto, simbolizaban la vida que persiste durante la muerte aparente del invierno.
Por su parte la mitología nórdica recogía la existencia del Yggdrasil, un árbol cósmico que sostenía los nueve mundos del universo y un concepto que pudo haber influido en las prácticas germánicas de venerar árboles en festividades invernales.
Posteriormente, según una leyenda del siglo VIII, el monje inglés San Bonifacio, evangelizador de los germanos, derribó un roble sagrado dedicado al dios Thor en un acto simbólico para demostrar la superioridad del cristianismo. En su lugar, plantó un abeto, explicando que su forma triangular representaba la Santísima Trinidad.
A su vez, cabe mencionar que durante la Edad Media, en Alemania, se representaban obras teatrales conocidas como los «misterios», que narraban historias bíblicas. En la festividad de Adán y Eva (24 de diciembre), se usaba un árbol decorado con manzanas (simbolizando el pecado original) y obleas (simbolizando la redención). Este árbol, conocido como el «árbol del paraíso», sería un precursor directo del árbol de Navidad.
De hecho el árbol de Navidad tal y como hoy lo conocemos surgió en la Alemania del siglo XVI, momento en el que las familias cristianas comenzaron a traer árboles a sus hogares y decorarlos con frutas, nueces, velas y dulces. Es posible que el reformador protestante Martín Lutero fuera uno de los primeros en colocar velas en un árbol, inspirado por la visión de las estrellas brillando entre los árboles durante una noche invernal.
En los siglos XVII y XVIII, la práctica se extendió por otros países europeos, especialmente a través de la aristocracia. Los árboles comenzaron a decorarse con adornos más elaborados, como figuras de papel, dulces y luego esferas de vidrio, que aparecieron en Bohemia y Alemania en el siglo XIX.
Finalmente, la llegada del árbol de Navidad al Reino Unido y a América traería consigo extensión de esta tradición por todo el mundo. Esto se debe a la popularización de este adorno navideño en el Reino Unido en el siglo XI. Fue el príncipe alemán Alberto, esposo de la reina Victoria, quien introdujo la tradición germánica en la corte británica. Una ilustración de la familia real junto a su árbol decorado apareció en un periódico en 1848, popularizando la costumbre entre las clases medias.
En lo relativo a los EEUU, fueron los inmigrantes alemanes quienes trajeron consigo esta tradición en el siglo XVIII, pero se volvió masiva a mediados del siglo XIX, en parte gracias a las influencias británicas.
La decoración del árbol de Navidad tiene su origen en el «árbol del paraíso» medieval, ya mencionado anteriormente y originalmente decorado con manzanas (como símbolo del pecado original) y con obleas (que representaban la redención de Cristo).
Asimismo, pese a que el origen del árbol de Navidad se encuentre en la Alemania de la Edad Media, no podemos obviar el hecho de que la tradición de decorar el árbol de Navidad también cuenta con una evidente influencia pagana, puesto que antes de la cristianización, las culturas germánicas y nórdicas colgaban ofrendas en los árboles para honrar a los dioses durante el invierno. Estas ofrendas, que podían incluir frutas, nueces y otros alimentos, influyeron en las decoraciones posteriores.
Más tarde, durante el siglo XVI en los hogares alemanes, este árbol se colocaba en Navidad, decorado de manera similar. A raíz de estos, los árboles comenzaron a decorarse con alimentos como frutas, nueces, dulces y galletas. Esto tenía un simbolismo de abundancia y prosperidad para el año venidero.
Martín Lutero, según la tradición, habría sido el primero en decorar un árbol con velas para simbolizar las estrellas brillando en el cielo nocturno. Posteriormente, las velas se convirtieron en una decoración esencial porque simbolizaban la luz de Cristo, que ilumina el mundo. Estas velas eran sujetadas a las ramas con alfileres o cera derretida.
Ya adentrándonos en los siglos XVII y XVIII la decoración se volvió más elaborada: las familias comenzaron a crear adornos de papel, figuras de madera tallada, flores secas, y cadenas de semillas o frutas y en el siglo XVIII, en la región de Bohemia (actualmente República Checa) y Alemania, los artesanos comenzaron a fabricar adornos de vidrio soplado. Estos adornos eran costosos y se consideraban un lujo reservado para las familias acomodadas. Estas esferas (hoy conocidas como “bolas”) inicialmente se inspiraron en las manzanas del «árbol del paraíso».
Para concluir, tras el asentamiento de esta tradición en Reino Unido y EEUU en el siglo XIX, un siglo más tarde llegó la explosión de creatividad. A medida que el árbol de Navidad se volvía más popular, los adornos comenzaron a fabricarse en masa. Esferas de colores, guirnaldas, ángeles, estrellas y figuras temáticas empezaron a comercializarse ampliamente y se introdujeron nuevos materiales como el plástico y el aluminio para adornos más asequibles y duraderos.
También fue a lo largo del siglo XX cuando los árboles artificiales, hechos de metal o plástico, permitieron decoraciones más uniformes y reutilizables. De igual modo, muchas familias empezaron a decorar sus árboles con adornos que reflejaban momentos especiales, como fotos, recuerdos de viajes o figuras hechas por los niños.
A medida que el tiempo fue transcurriendo, el árbol de Navidad se convirtió en un símbolo universal de las celebraciones navideñas. Los adornos evolucionaron desde simples velas y frutas a luces eléctricas (introducidas en el siglo XIX por Edison y otros inventores) y decoraciones modernas. A día de hoy, el árbol de Navidad simboliza esperanza, unidad y renovación. Aunque sus raíces son profundamente religiosas y culturales, en muchas partes del mundo su significado se ha secularizado, convirtiéndose en un elemento central de las festividades navideñas.
Como curiosidad y ejemplo de la manera en la que el árbol de Navidad se ha extendido por todo el mundo, podemos señalar que en los en países nórdicos, es común incluir adornos minimalistas de madera, mientras en América Latina, los árboles suelen ser coloridos e ir acompañados de nacimientos. En cuanto a EEUU, cabe mencionar que la tendencia de los «árboles temáticos» (inspirados en series o películas o en los que predominan unos colores determinados) han ido ganando popularidad.
Tampoco podemos olvidar que cada elemento del árbol cuenta hoy en día con un significado simbólico, desde las luces (esperanza) hasta la estrella en la cima (la guía de los Reyes Magos).
Actualmente la tradición del árbol de Navidad se ha popularizado hasta tal punto que existen árboles icónicos, de grandes dimensiones y reconocidos a nivel mundial.
Un buen ejemplo de esto es el árbol del Rockefeller Center (Nueva York, Estados Unidos), que probablemente sea el más famoso del mundo. La tradición proviene de 1931, cuando durante la Gran Depresión, los trabajadores de la construcción colocaron un árbol sencillo en el lugar donde se estaba construyendo el Rockefeller Center. Desde 1933, se ha iluminado anualmente con ceremonias que atraen multitudes. En relación con sus características, suele tratarse de un abeto noruego de más de 20 metros de altura, decorado con más de 50,000 luces LED y una estrella en la cima diseñada por Swarovski, hecha de cristal y valorada en millones de dólares. Puede llamar la atención el hecho de que, una vez finalizada la temporada navideña, la madera del árbol se dona para construir viviendas a través de organizaciones benéficas.
Otro gran exponente es el árbol de Galerías Lafayette (París, Francia), que como su propio nombre indica, se halla dentro de los famosos grandes almacenes Galerías Lafayette y constituye una atracción central desde principios del siglo XX. En lo referente a sus características, puede resaltarse que es un árbol decorado con temáticas diferentes cada año, que combina arte, lujo y tecnología. Se sitúa bajo la cúpula Art Nouveau de las galerías lo hace aún más espectacular.
En algunos años, este árbol ha sido «inmersivo», con luces y efectos visuales que cambian según el movimiento de los visitantes.
Igualmente, no podemos olvidar el árbol de Navidad de Trafalgar Square (Londres, Reino Unido), que es un regalo anual de Noruega al pueblo británico, una tradición que comenzó en 1947 como muestra de gratitud por el apoyo durante la Segunda Guerra Mundial. Suele tratarse de un abeto noruego de unos 20 metros de altura, decorado con luces blancas en estilo tradicional y que ha de talarse en Noruega durante una ceremonia especial antes de ser transportado a Londres.
Para con concluir con esta lista (que podría prolongarse de manera significativa), tenemos el árbol de Navidad de Dubai Mall (Dubái, Emiratos Árabes Unidos). Situado en una ciudad conocida por su lujo, el árbol de Navidad del Dubai Mall es un árbol monumental decorado con detalles lujosos, como adornos de oro y cristales. Aunque no siempre es el más alto, su diseño opulento lo hace uno de los más espectaculares. En ocasiones, las decoraciones incluyen joyas reales o piezas únicas diseñadas por marcas de lujo.
Además del árbol, la Navidad está llena de adornos cargados de historia, simbolismo y tradiciones. Podemos destacar los siguientes:
A continuación, os presentamos una lista de vocabulario that might help you show off, demostrando vuestro conocimiento de toda clase de ornamentos navideños:
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