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¿Sueñas con una escapada exótica, una aventura cultural, o simplemente unos días de relax? Viajar es un placer como pocos otros, pero antes de presentarte en el aeropuerto o en la estación, hay una tarea previa que a menudo se subestima: hacer la maleta.
No basta con meter ropa al azar, hay que hacerlo con inteligencia. Llevar lo esencial, y solo lo esencial, puede ser la diferencia entre un viaje cómodo y uno lleno de imprevistos y molestias. ¡Por no hablar del espacio que hay que dejar para los souvenirs que vamos a traer de vuelta!
Aprovechando que se acerca época de puentes y vacaciones, hemos creado esta guía práctica para llevar la maleta perfecta según qué países a visitar.
Hay una lista de cuestiones que tenemos que tener cubiertas, y para ello puede que te haga falta hacer un par de llamadas, o comprobar información en internet según tu caso en concreto:
– Documentación en regla. Investiga con antelación los requisitos de visitar el país. ¿Necesitas una VISA, un pasaporte, un DNI?
– Cobertura Sanitaria. Puede que te resulte excesivo contratar un seguro de viaje específico para tu escapada, pero las emergencias médicas fuera de casa pueden ser astronómicamente caras si no has tenido esta precaución. Si tu seguro de hogar o tu tarjeta de crédito incluyen cobertura de viaje, comprueba exactamente qué cubren, y sus límites.
– Conectividad. ¡No te vayas a quedar incomunicado! Pregunta a tu compañía de teléfono por roaming, o puede que tengas que comprar una tarjeta SIM local al llegar. Tener acceso a mapas, o traductores por ejemplo, es vital.
Y, dicho esto, ¡vámonos de viaje!
Si viajas a Portugal, te espera un país con rica historia, aún más ricos pasteles de nata, y unos paisajes impresionantes. Pero antes de partir, recuerda meter en la maleta un diccionario, o una aplicación de traducción (con opción de acceso sin internet). Aunque el español y el portugués son lenguas romances muy cercanas, no son idénticas, y un diccionario puede salvarte cuando sea palabra concreta se te atraviese.
Durante tu estancia, no te olvides de comprar toallas y sábanas. Y no, no es porque se les vayan a olvidar darte en el hotel, es porque Portugal es un país de tradición algodonera. Si buscas tiendas locales de textiles, te sorprenderá su relación calidad-precio. Un recuerdo duradero, ¡y funcional!
Entres en el Partenón o simplemente recorras sus calles, Grecia es un país que te transportará atrás en el tiempo. Y, aunque sea famosa por su clima cálido, vas a tener que meter en la maleta prendas que cubran hombros y rodillas, como un pañuelo o pareo largo, para visitar muchos monumentos y edificios de historia religiosa. ¡No te arriesgues a que te nieguen la entrada!
Además, incluso si no vas en verano, las playas son tan espectaculares que es posible que no resistas la tentación de visitarlas. Lleva por si acaso traje de baño, y zapatillas acuáticas para esas costas rocosas.
Por último, ten en cuenta que en las islas más pequeñas y en muchos negocios familiares, el pago con tarjeta no es una opción. Es especialmente importante que lleves billetes y monedas, no te vayas a llevar un disgusto después de la cena.
Con lo que respecta a qué meter en la maleta de vuelta, la artesanía de cuero de Grecia es de gran calidad, y más fácil de transportar que réplicas de estatuas, o frágiles vasijas. Son famosas sus sandalias de cuero hechas a mano, cinturones, o bolsos (además, ¡puedes aprovechar para meter más recuerdos en él!).
¿Terminamos con algo para picar? Los pistachos de Grecia, y sus maravillosas especias, te permitirán recrear los sabores del mediterráneo en casa.
Sea tu destino Londres, Dublín o Edimburgo, prepárate para un tiempo de mil demonios. Para la lluvia de este archipiélago, un chubasquero cortavientos va a ser tu mejor amigo. Los paraguas suelen ser inútiles, o acaban siendo destrozados por el viento. También es fundamental un calzado bueno, impermeable y con agarre, ya que vas a estar caminando sobre tierra y aceras mojadas constantemente.
Y aunque tu plan sea quedarte en interiores, ¡no te olvides el adaptador! Los enchufes británicos son de tipo G (tres clavijas rectangulares). Compra uno antes de ir, o apúntate la tarea de comprar uno en el aeropuerto, porque quedarte sin batería sería un desastre en una ciudad grande.
De recuerdo de vuelta, poco hay más británico que el té y galletas. Los sobres de té de marcas locales, y las galletas que acompañan el “tea time”, son mucho más baratos y variados que los que puedas encontrar en otros lugares de Europa.
Japón es un país de contrastes, donde la tradición se solapa a la vanguardia. Similarmente, vas a tener que combinar preparación, con flexibilidad.
Lo primero es lo primero, vas a necesitar un plan. Esta nación es fascinante pero abrumadora, así que planifica con antelación itinerarios, reserva restaurantes y actividades populares con antelación, y no olvides liberar momentos de descanso para recuperar fuerzas y no sobreestimularte.
En la maleta de ida, además de los básicos, vas a necesitar calcetines extra. ¡Y asegúrate de que no sean feos, o tengan agujeros! En muchos templos, restaurantes tradicionales, y casas, tendrás que descalzarte, y no querrás hacer el ridículo.
Más allá de esto, otra cosa que vas a necesitar en la maleta es, ¡espacio libre! Japón es el paraíso del merchandising, con objetos únicos de anime, videojuegos o cómics, snacks con sabores extravagantes, y productos de papelería que son auténticas obras de arte. Y, si no te queda espacio con tanta ropa, considera comprarla allí. ¡Su moda local es única! Eso sí, pruébate la ropa antes de comprarla, sus tallas varían significativamente.
Tailandia te espera con sus templos dorados, playas idílicas, y una gastronomía inolvidable, pero exige ciertas precauciones. La primera es algo que no debes llevar en la maleta, sino en el torrente sanguíneo, ¡vacunas! Consulta tu centro de salud sobre las vacunas recomendadas para Tailandia.
Otro aspecto crucial es el del idioma: lleva un traductor digital. Aunque en las zonas más turísticas se habla inglés, un traductor que funcione sin necesidad de acceso a internet te sacará de apuros en mercados menos concurridos, o con otros transeúntes, ya que el tailandés es una lengua compleja.
Y, algo que tienes que considerar en la maleta tanto de ida como de vuelta, son los productos falsificados. Aunque Tailandia sea conocida por sus productos de imitación, tenerlos en la maleta al entrar es ilegal, y se persigue duramente.
Lo que sí puedes, y debes, llevarte de Tailandia es su seda. La seda tailandesa es famosa por su calidad y brillo, perfecta para pañuelos y corbatas. Y, si estás buscando un souvenir para familia y amigos, el Bálsamo de Tigre es un ungüento tradicional multiusos: alivia picaduras, dolores musculares, y congestión nasal.
Lo que no puedes, ni debes, traerte de Tailandia son imágenes de Buda. No compres estatuas con su figura, ni te hagas tatuajes con su imagen: se considera irrespetuoso para la tradición budista.
México es el país de colores vibrantes, y una gastronomía que es patrimonio de la humanidad. Pero prepárate, porque entre el picante, y lo rica que está la comida, necesitarías un estómago de hierro para no necesitar llevarte medicamentos para la acidez, antidiarreicos, o bicarbonato. Es mejor tenerlos a mano que buscarlos con urgencia cuando vayas a necesitarlos.
Considera además sacarte un permiso de conducción internacional, si tienes pensado alquilar coche por allí.
Para meter en la maleta de vuelta, los Alebrijes son imprescindibles: estas piezas talladas en madera, pintadas a mano con patrones fantásticos, mezclan animales imaginarios formando obras de arte únicas. Y, para los amantes de los sabores, su café y chocolate tradicional son recuerdos que siempre aciertan.
Turquía es una fusión mágica entre Oriente y Occidente. Haciendo la maleta para visitarla, ten en cuenta que su clima es muy cambiante: te recomendamos llevar tanto gafas de sol, como un buen paraguas. Además, al visitar mezquitas y otros sitios religiosos, vas a necesitar un pañuelo o bufanda para cubrir cabello y cuello, además de tener cubiertas las piernas con pantalones o faldas largas.
En cuanto a la maleta de vuelta, los nazar (el ojo turco) te pueden proteger contra el mal de ojo de vuelta en casa, y con especias como el curry, zumaque, o el hinojo, vas a poder elevar tus platos caseros. También son famosos por sus dulces, como la famosa delicia turca.
Dependiendo del destino vas a necesitar chubasquero, sandalias, documentos… Pero hay un elemento que es universal, que no pesa, y que siempre viene bien: el dominio del idioma local.
Por supuesto, la fluidez es el objetivo ideal, pero te sorprendería la diferencia que hace un simple “Hola” o un “Gracias” en el idioma del destino.
Conocer el idioma es el verdadero ticket en primera clase:
1. Abre las puertas a la autenticidad. Podrás salir de la burbuja turística, y comunicarte realmente con la gente local. Es la llave para aprender una cultura, obtener las mejores recomendaciones, y vivir experiencias genuinas.
2. Demuestra respeto y conexión. El turismo es una industria que puede levantar muchas ampollas, pero los viajeros que se esfuerzan por hablar el idioma (al nivel que sea) son mucho más respetados y mejor recibidos. Demuestra interés, y consideración por los nativos.
3. Aporta seguridad. Sea para pedir ayuda en una emergencia, entender el cartel de desvío, o para comunicarte con claridad en una farmacia, saber el idioma se traduce en tranquilidad para tu viaje.
De modo que, antes de cerrar esa maleta física, recuerda meter en tu maleta mental tanto idioma como te quepa. Y tráete de ese viaje la experiencia de haber practicado el idioma en una situación real, y la motivación de haber tenido éxito al comunicarte gracias a él.
¿Listo para tu próxima aventura? En nuestra academia, te equipamos con el mejor accesorio de viaje: la confianza para hablar en cualquier parte del mundo.
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